28 de febrero de 2013

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Si crees....puedes


¿¿Crees que puedes conseguir algo??...Solo inténtalo y verás como lo puedes conseguir.

Una caravana que iba por el desierto se detuvo cuando empezaba a caer la noche.

Un muchacho, encargado de atar a los camellos, se dirigió al guía y le dijo:




-Señor, tenemos un problema. Hay que atar a veinte camellos y sólo tengo diecinueve cuerdas. ¿Qué hago?

-Bueno -dijo el guía-, en realidad los camellos no son muy lúcidos. Ve donde está el camello sin cuerda y haz como que lo atas. El se va a creer que lo estás atando y se va a quedar quieto.

El muchacho así lo hizo. A la mañana siguiente, cuando la caravana se puso en marcha, todos los camellos avanzaron en fila. Todos menos uno....


-Señor, hay un camello que no sigue a la caravana.

-¿Es el que no atastes ayer porque no tenías soga?

-Sí ¿cómo lo sabe?

-No importa. Ve y haz como que lo desatas, si no va a creer que siguen atado. Y si lo sigue creyendo no caminará.
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Todos se equivocan....yo no!!


Así somos muchas veces, ciegos a nuestra propia realidad, engañándonos a nosotros mismos sin ni tan siquiera ser conscientes de que lo hacemos. Esto se puede hacer de muchas maneras: no queriendo ver nuestra verdadera situación, poniendo excusas, echando la culpa a causas externas o a otras personas, convenciéndonos de que tampoco es tan malo, etc.


Era un hombre que había sido encarcelado. A través de una ventana enrejada que había en su celda le gustaba de mirar al exterior. Todos los días se asomaba a su ventana y cada vez que veía pasar a alguien al otro lado rompía en sonoras e irrefrenables carcajadas.


El guardián estaba realmente sorprendido y un día ya no pudo más y le preguntó al preso: 

-Oye, hombre, ¿a qué vienen esas risotadas día tras día? 
Y el preso contestó: 
- ¿Cómo que de qué me río?¡ Pero estás ciego! Me río de todos esos que están ahí. ¿No ves que están presos detrás de estas rejas?
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24 de febrero de 2013

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El agua que queria ser fuego


Ya estoy cansada de ser fría y de correr río abajo. Dicen que soy necesaria, pero yo preferiría ser hermosa, encender entusiasmos, encender el corazón de los enamorados y ser roja y cálida. Dicen que yo purifico lo que toco, pero más fuerza purificadora tiene el fuego. 

Quisiera ser fuego y llama".  
Así pensaba el agua de río de la
montaña. Y, como quería ser fuego, decidió escribir una carta a Dios para pedir que cambiara su identidad.


"Querido Dios: Tú me hiciste agua, pero quiero decirte con todo respeto que me he cansado de ser transparente. Prefiero el color rojo para mí; desearía ser fuego. ¿Puede ser? Tú mismo, Señor, te identificaste con la zarza ardiente y dijiste que habías venido a poner fuego a la tierra. No recuerdo que nunca te compararas con el agua. Por eso, creo que comprenderás mi deseo. No es un simple capricho. Yo necesito este cambio para mi realización personal".

El agua salía todas las mañanas a su orilla para ver si llegaba la respuesta de Dios. Una tarde pasó una lancha muy blanca y dejó caer al agua un sobre muy rojo. El agua lo abrió y leyó:

"Querida hija: me apresuro a contestar tu carta. Parece que te has cansado de ser agua. Yo lo siento mucho porque no eres una agua cualquiera. Tu abuela fue la que me bautizó en el Jordán, y yo te tenía destinada a caer sobre la cabeza de muchos niños. Tú preparas el camino del fuego. Mi Espíritu no baja a nadie que no haya sido lavado por ti. El agua siempre es primero que el fuego..."

Mientras el agua estaba embobada leyendo la carta, Dios bajó a su lado y la contempló en silencio. El agua se miró a sí misma y vio el rostro de Dios reflejado en ella. Dios seguía sonriendo esperando una respuesta. El agua comprendió que el privilegio de reflejar el rostro de Dios sólo lo tiene el agua limpia, suspiró y dijo:

- "Sí, Señor, seguiré siendo agua. Seguiré siendo tu espejo. Gracias".

Autor Desconocido

¡Todos tenemos un propósito en la vida y lo que se nos de, debe ser recibido con alegría! Cuántas veces queremos ser otra persona, ser diferentes. Pero no nos damos cuenta que somos quiénes somos, y hacemos lo que hacemos, porque somos únicos y cada uno tiene un propósito en esta vida. Siento que si nos aceptáramos con alegría y pusiéramos el corazón en lo que hacemos, lo que haya que cambiar se dará. Fuimos hechos con amor y todo lo que se hace con amor, es perfecto.





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22 de febrero de 2013

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¿Estás enamorad@?

Hace unos días ví en la tele un programa en el cual una joven le preguntaba a su madre:¿Mamá, se puede acabar el amor que siento por mi pareja?.....
La madre, que en verdad parecía inteligente le preguntó a su hija: ¿Hija....tú estás enamorada?....
y la hija le dijo: "Yo creo que sí".....
La madre entonces le respondió: "Pues hija...lamento mucho decírtelo, pero tu amor no durará para siempre, porque no tienes amor....

El amor verdadero se siente y cuando estás enamorada no se puede explicar, pero tienes la seguridad de que lo estás".
No te tomes a la ligera la palabra "enamorad@".
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Pecado capital (La pereza)

La pereza es algo que tenemos todas las personas, unas en mayor cantidad y otras en menor, pero es algo que fue creado por el propio ser humano. Normalmente, ningún animal suele ser vago, ¿te dice tu perro que no quiere salir a pasear si lo levantas a las 5 de la mañana?. Pues el hombre, con su terrible naturaleza de
inventar, se inventó algo tan malo y destructor como la pereza. No tengo ganas de ir a tirar la basura, no tengo ganas de levantarme todavía, no tengo ganas de hacer ejercicio, no tengo ganas de ir a echar un curriculum, etc,etc,.....y por eso está como pecado capital.
Yo soy perezoso en algunos aspectos, pero una persona perezosa es como un reloj sin agujas, siendo inútil tanto si anda como si está parado.
Por lo tanto, si eres perezoso, ten en cuenta que la pereza anda tan despacio, que la pobreza no tarda mucho en alcanzarla.

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El amor no espera


Había una vez un anciano que estaba enfermo y cansado. El tenía cuatro hijos, y de ninguno de ellos recibía la menor atención. Vivía en una abundante pobreza. A duras penas lograba sobrevivir. En su pequeñísima granja deambulaban unas cuantas gallinas flacas, que exitían casi de milagro, y por lo menos, no dejaban de poner un par de huevos diariamente.
El resto de la dieta que el anciano consumía, eran unas cuantas frutas silvestres que cada día le costaba mucho esfuerzo recolectar. Un día, buscando entre
sus escasas pertenencias, encontró dos monedas de plata y se le ocurrió una genial idea. En el pueblo las intercambió con un mercader de artículos antiguos quien le dió un viejo baúl.
Como pudo, se las arregló y lo trasladó a su casa. Una vez en ella, lo dejó a la vista en el centro de su humilde choza.
 Por casualidad uno de sus hijos lo visitó e intrigado le preguntó: "¿Qué guardas ahi?"
 -"Un secreto", le contestó, "que solamente conocerán tú y tus hermanos el día en que me muera, pues ahí está toda mi herencia".
 Al día siguiente lo enterró debajo de su lecho. Cual fue su sorpresa que a partir de entonces, un hijo al menos lo visitaba durante el dia. Le llevaban leche y miel, y entre los cuatros hijos le mantenían su choza bastante limpia.
 Un día al anciano se le detuvo el tiempo muriendo en su granja. De inmediato los hijos se dieron cita, no tanto para velarlo, por supuesto, sino para ver a cuanto ascendía su herencia. Y cual fue su sopresa que una vez desenterrado y abierto el cofre, lo único que encontraron fue un trozo de papel que decía de su puño y letra, un poco torcida y temblorosa: "Hijos mios: el auténtico amor no espera, se entrega generosamente sin esperar recompensa. Mi única herencia es que aprendan a amar; hubiera deseado dejarles más, pero mi único legado es darles las gracias por lo que me dieron en vida." 
Los cuatro hermanos al fin comprendieron que un buen padre puede dar la vida por sus hijos, pero algunos no entregan nada en vida a sus padres. En profunda reflexión y con lágrimas en los ojos, le dieron finalmente una digna sepultura, y uno de ellos, cuando arrojó el último puñado de tierra, le despidió diciendo: "TE PROMETO AMAR SIN ESPERAR".
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